A principios del siglo XX, los canarios se utilizaron como sistemas de alerta temprana en las minas de carbón para alertar a los mineros sobre el aumento de los niveles de monóxido de carbono.
La investigación con aletas triples ya ha demostrado un mayor consumo de microplásticos por parte de los peces que viven más cerca de las zonas urbanas. Los estudios también han identificado respuestas moleculares a múltiples contaminates químicos y han descrito el daño cognitivo causado por la pérdida de complejidad del hábitat.
La contaminación acústica de las embarcaciones pequeñas también tiene efectos negativos en los peces costeros. Y ahora, una nueva investigación, está explorando el sorprendente impacto de la contaminación lumínica en los ecosistemas costeros.
Fuente: The Conversation
Fuente imagen: Phys.org